El confort térmico en edificios fue considerado un extrafuncional en oficinas, plazas y naves industriales; a la fecha se ha convertido en un estándar desde la fase de planeación arquitectónica.
“Garantizar el confort térmico en edificios de forma eficiente y sin comprometer el consumo energético, se convierte en un factor determinante para incrementar el atractivo, la ocupación y el retorno de inversión en inmuebles comerciales”, comentó Gerardo Sánchez, director de Servicios de Trane México.
El aumento del estrés térmico en los espacios laborales podría causar la pérdida del 2.2% de las horas de trabajo globales hacia 2030, con un impacto económico equivalente a 2.4 billones de dólares, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De acuerdo con Trane México, la transición hacia espacios con bienestar térmico ya no es una cuestión de estilo o tecnología, sino una respuesta concreta a nuevas exigencias funcionales y operativas. Cada vez más proyectos consideran desde su planeación temperatura interior, humedad relativa y ventilación como parte del diseño integral del inmueble.
“Esto ha llevado a arquitectos, ingenieros y desarrolladores a incorporar soluciones desde las primeras etapas de obra nueva o reconversión de espacios, por ejemplo”:
- Sistemas HVAC inteligentes: Capaces de ajustar temperatura, humedad y ventilación de forma automática según las condiciones del entorno y la ocupación del espacio.
- Tecnologías de monitoreo en tiempo real: Permiten supervisar el desempeño térmico del edificio y detectar desviaciones antes de que afecten la operación o el confort.
- Integración de ventilación controlada con aire exterior: Mejora la calidad del aire interior y reduce la concentración de contaminantes en espacios cerrados.
- Automatización energética: Optimiza el uso de equipos de climatización en función de horarios, zonas activas y patrones de uso, reduciendo el consumo sin comprometer el confort.
- Diseño de sistemas por zonas (zonificación térmica): Permite administrar el clima interior de manera diferenciada, según las necesidades específicas de cada área del inmueble.
- Sistemas escalables y adaptativos: Facilitan la reconversión de espacios sin requerir una reconfiguración completa de la infraestructura térmica.

Garantizar el confort térmico en construcciones
La valorización de un edificio ya no solo se limita a metros cuadrados o ubicación; cada vez más el bienestar térmico se mide con indicadores concretos que los inversionistas, gestores y arrendatarios utilizan para evaluar riesgos y oportunidades. Entre los criterios más comunes se destacan:
- Temperatura estable en todo el inmueble: Sin puntos calientes o fríos que afecten la experiencia del usuario.
- Bajos niveles de humedad relativa: Reduce el riesgo de condensación, moho y deterioro de equipos o mercancías.
- Ventilación controlada con aire exterior: Favorece la salud y disminuye la concentración de contaminantes interiores.
- Monitoreo y ajuste continuo: A través de sistemas que permiten supervisar el desempeño térmico en tiempo real.
- Alineación con metas de eficiencia energética: Permite reducir costos operativos y emisiones de carbono.
Trane México destacó que el confort térmico en edificios ha dejado de ser un simple requisito para convertirse en un diferenciador tangible en los procesos de construcción y diseño.
“En ciudades como Monterrey, Guadalajara o Ciudad de México, donde los extremos climáticos son cada vez más frecuentes, los proyectos que integran soluciones pasivas y activas para mantener condiciones térmicas estables tienen ventajas competitivas reales. Hoy, el confort ya no es solo una prestación, sino una característica clave que influye en contratos, certificaciones y estrategias de ocupación”.












