La sostenibilidad y la participación social son condiciones indispensables para el éxito de cualquier proyecto de infraestructura, coincidieron especialistas en el 33º Congreso Nacional de Ingeniería Civil.
Durante el evento, realizado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), Lone Kørnøv, directora del Centro Danés de Evaluación Ambiental (Aalborg University), subrayó que la infraestructura sostenible comienza antes de la construcción.
“Comienza en las decisiones, valores y evaluaciones que determinan qué se construye, dónde y por qué”.
También destacó la importancia de equilibrar la resiliencia a largo plazo con beneficios inmediatos, escuchar a las comunidades afectadas e integrar factores ambientales y sociales desde la etapa de planeación.
Por su parte, Gary Baker, director ejecutivo de la International Association for Impact Assessment (IAIA), resaltó el valor estratégico de la evaluación de impactos para anticipar consecuencias ambientales, sociales y de salud.
“Esta herramienta permite prever riesgos, mitigar efectos y elevar la aceptación social de los proyectos”.

Integrar la sostenibilidad en políticas públicas y planeación
Mireya Archila Serrano, directora ejecutiva de GEOAMBIENTE, enfatizó que la evaluación ambiental estratégica integra la sostenibilidad en la formulación de políticas públicas, anticipando impactos acumulativos y modelando escenarios de desarrollo.
“En América Latina esta metodología aún no se aplica de manera integral, pese a su relevancia para orientar decisiones políticas y proyectos de transición energética”.
Sobre esto, Andrés Amaya, director del grupo socioambiental de INGETEC (Colombia), advirtió que uno de los retos en América Latina es la falta de planeación territorial.
“La evaluación ambiental estratégica ofrece una herramienta fundamental para ordenar el territorio con una visión de mediano y largo plazo, promoviendo la sostenibilidad”.
Finalmente, Francisco Bedolla Cancino, presidente del Centro de Investigación Internacional del Trabajo, subrayó que las obras de infraestructura generan cambios socioambientales irreversibles que deben gestionarse adecuadamente.
El objetivo no es evitar el daño, inevitable en proyectos de gran escala, sino gestionarlo mediante reparación, mitigación, prevención y, sobre todo, compensación. Si solo ganan los inversionistas, el proyecto está destinado al fracaso; es esencial convertir a los potencialmente afectados en socios del proyecto”.









