El estudio británico Foster + Partners inauguró oficialmente el rascacielos 270 Park Avenue, el cual funcionará como la nueva sede global de JPMorgan Chase en Manhattan (Estados Unidos).
Con 423 metros de altura y 60 pisos, el edificio se erige como el sexto más alto de Nueva York y el rascacielos totalmente eléctrico más grande de la ciudad, marcando un hito en la arquitectura corporativa sostenible.
El proyecto, adjudicado tras un concurso internacional en 2018, sustituye al histórico edificio Union Carbide, construido en los años sesenta por Skidmore, Owings & Merrill (SOM).
Según información de Foster + Partners, la nueva torre dispondrá de 232 mil metros cuadrados de superficie y espacios que redefinirán los estándares de trabajo contemporáneos.
“Albergará hasta 10 mil empleados en un entorno dinámico, saludable y tecnológicamente avanzado”.

Estructura vanguardista en bronce y vidrio
El diseño del 270 Park Avenue combina elegancia estructural, así como eficiencia técnica y utilidad pública. “Su base se eleva 24 metros sobre el nivel de la calle, sostenida por grandes pilares en forma de abanico que confieren ligereza visual y liberan espacio a nivel del suelo”.
Dicha forma permitirá generar más del doble de superficie accesible que el edificio anterior, incluyendo un nuevo jardín urbano que conecta el inmueble con la vida peatonal de Midtown Manhattan.
Además, el proyecto se distingue por su retícula estructural revestida en bronce, que resalta sobre los muros cortina de vidrio y enfatiza su carácter escultórico.
“A medida que asciende, el volumen del edificio se oculta progresivamente, generando una silueta dinámica que dialoga con el entorno y optimiza la entrada de luz natural”.

Sostenibilidad corporativa, eje principal del edificio 270 Park Avenue
Más allá de su impacto visual, 270 Park Avenue representa un salto cualitativo hacia la arquitectura de cero emisiones. De acuerdo con Foster + Partners, se trata del primer edificio de su escala totalmente eléctrico en Nueva York, operando con energía proveniente en un 100% del sistema hidroeléctrico estatal.
Diseñado para obtener las certificaciones LEED Platinum v4 y WELL Health-Safety, el edificio incorpora sensores inteligentes, inteligencia artificial y sistemas de aprendizaje automático.
“Estos se ajustan automáticamente la ventilación, la iluminación y la temperatura para maximizar la eficiencia energética”.
Además, el uso de acristalamiento triple y tonos solares automáticos, integrados con el sistema HVAC, reduce la demanda térmica, mientras que los sistemas de gestión del agua logran disminuir más del 40% del consumo total.
Cabe destacar que, en línea con su enfoque circular, el 97% de los materiales del antiguo edificio fueron reciclados o reutilizados.
En cuanto a salud y confort de los trabajadores, se optó por techos altos, abundante luz natural, niveles de aire fresco filtrado que duplican los requisitos normativos, espacios de colaboración y zonas verdes interiores.











